Saltar al contenido

Sede del Congreso

¿Por qué México?

​Algunas ideas que nos motivaron a elegir México y su capital, Ciudad de México, como sede son:

  • La frontera del norte de México es una de las más complejas, contrastantes y violentas del mundo (junto con las de Palestina y el Sahara Occidental), lo cual determina su papel actual en la migración (principalmente centroamericana, pero también caribeña), a partir de las relaciones tensas y desiguales con Estados Unidos. Lo anterior  se ha agudizado en los últimos años, debido al aumento de los flujos migratorios y, como consecuencia, el incremento en las medidas represivas que buscan inhibirlos; las cuales a su vez han tenido un efecto de expansión de la zona fronteriza hacia el sureste mexicano. Tal situación nos ha llevado a desarrollar de manera más presente y consciente un pensamiento reflexivo sobre los cuerpos en tránsito y los territorios-móviles, y que, por lo mismo, nos lleva a cuestionar los límites transnacionales-transterritoriales. 
  • El país es afectado por modelos extractivistas que no son exclusivos de México, sino de toda Latinoamérica, a través de la consolidación de infraestructura de conectividad regional en el marco de grandes programas, como son  el IIRSA (Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana), y el Proyecto Mesoamericano. Éstos impulsan megaproyectos energéticos, productivos, agroindustriales, conservacionistas, de turismo masivo, entre otros, que atraviesan la economía de América Latina explotando los recursos naturales desde la mercantilización de la naturaleza y de la vida,  generando impactos sociales y ambientales irreversibles en los territorios. Dicha situación ha traído como consecuencia, más presión y despojo de los recursos naturales, deforestación, contaminación y problemas de salud en la población, que profundiza las crisis alimentaria y energética. 
  • Al ser México un territorio megadiverso por su riqueza biocultural, como muchos otros países latinoamericanos, se ha convertido en escenario de las injusticias socioambientales/territoriales, en el que las y los defensores ambientalistas son desacreditados y sufren persecuciones constantemente, e incluso son asesinados.  
  • La desigualdad cada vez se agudiza más en los espacios de montaña, rurales y campesinos, donde los rendimientos agrícolas son escasos, los precios son muy bajos para su comercialización y la producción no logra cubrir una alimentación autosuficiente. Las razones son el cambio climático, las políticas gubernamentales con enfoques neoliberales, que por tantos años promovieron el uso de agroquímicos,  lo cual ha llevado al desgaste, la contaminación y el agotamiento de la tierra, el agua y los bosques. Dicha situación, intensifica las condiciones de pobreza y crisis ambiental que se vive en estos territorios.
  • El contexto geopolítico de México y la violencia vinculada a los megaproyectos y el narcotráfico ha llevado a un sin fin de organizaciones sociales a articularse para la defensa de sus territorios, en distintos sentidos; desde las autodefensas, y organizaciones de búsqueda de personas desaparecidas, hasta quienes plantean apuestas contrahegemónicas, como el movimiento neo-zapatista, los proyectos de autonomía indígena territorial y los movimientos populares en contra de los megaproyectos, entre otros.  

La propuesta de organizar el siguiente congreso en México, desde un contexto que no refleja las condiciones más favorables para el bienestar de una sociedad, se fundamenta en aproximarnos y entender la complejidad de la región latinoamericana.

A partir de este contexto, diversas actoras, actores, colectivos, organizaciones, investigadoras, investigadores, profesoras, profesores, activistas, artistas, académicas y académicos mexicanos le hemos dado importancia, dentro de nuestros ámbitos tanto laborales como de acción, al enfoque crítico sobre: 

  • Migración, emigración, desplazamiento forzado y construcción de fronteras.
  • Los movimientos en defensa del territorio y proyectos de autonomía.
  • Comunidades indígenas que conservan cosmovisiones, lenguas y territorios propios más allá de la configuración del Estado mexicano.
  • La violencia feminicida (10 feminicidios por día en el país), y a su vez la respuesta dada desde los movimientos feministas en México y Latinoamérica, de la mano de un proceso de feminización de la política latinoamericana.
  • La violencia de Estado bajo el discurso de “desarrollo” a través de megaproyectos (por ejemplo el Tren Maya) y nuevos tratados, como el TPP.
  • La desaparición forzada y las violaciones de derechos humanos han generado, como respuesta social, redes de búsqueda de familiares y movimientos por la paz.
  • Otras territorialidades y maneras de habitar el cuerpo, los territorios y el mundo.

Todo estos puntos, los planteamos bajo el cuestionamiento del actual gobierno federal, siendo el de “mayor legitimidad” en los últimos años; con un aparente discurso de izquierda, lo cual ha creado expectativa respecto a las posibles transformaciones en el país. Esta legitimidad, ligada a un control casi absoluto del poder legislativo, así como a un permanente discurso polarizador, en el cual quienes no apoyan al presidente, son considerados adversarios, se ha convertido en un peligroso fundamento que facilita la implementación del modelo neoliberal-extractivista, anulando cualquier campo crítico y entrando en una constante tensión con el resurgimiento de tendencias neoconservadoras.

Sobre todo, el tema de los “proyectos emblema” del gobierno federal, todos ellos de mega infraestructura, tiene fuertes impactos territoriales a diferentes escalas, donde una geografía crítica tendría mucho qué decir, por lo menos para comprenderlos, pero también para visibilizar sus múltiples consecuencias, denunciar y crear nuevas propuestas. En cuanto a las demandas y luchas feministas, lejos de lo que algunos sectores esperaban, el gobierno actual se ha empeñado en minimizar las exigencias, mantener la impunidad en los feminicidios, criminalizar la protesta social, aplazar los temas prioritarios (como la despenalización del aborto), entre otras acciones que representan por lo menos un menosprecio a estos movimientos. 

Finalmente, referente al tema migratorio, el actual gobierno mexicano ha mostrado tener, por momentos, un discurso ”contestatario”; sin embargo, en el trasfondo sus prácticas continúan siendo serviles a los Estados Unidos, respondiendo al mismo lineamiento del modelo anti-inmigrante sin importar el bando republicano o demócrata. Esta postura ha traído múltiples consecuencias, tanto para la población en tránsito, como para los territorios transitados, muchos de los cuales se han convertido en “zonas de espera”, mientras que la frontera se extiende cada vez más por todo el territorio mexicano.

Ante este panorama, desde la mirada crítica del Comité Organizador nos preguntamos: ¿Qué retos significa esta realidad para los movimientos sociales? ¿Cuáles son los nuevos mecanismos de cooptación y neutralización de la oposición? ¿A qué están apelando, de qué herramientas disponen los diferentes movimientos en resistencia? ¿Y cómo podemos pensar todo esto en clave espacial-territorial? ¿Qué puede aportar la geografía crítica a estas realidades geopolíticas? Si bien no son nuevas, se agudizan y se tensan según los diferentes momentos políticos, y más ahora con el pretexto de la pandemia por el SARS-CoV-2. Y, por último, ¿Cómo podemos comprenderlas en sus diferentes escalas, en un entramado trans y multiescalar considerando al cuerpo en su articulación global? ¿Qué podemos visibilizar y transformar desde los diferentes territorios?