Resúmenes aceptados en español, inglés y portugués.
Verónica Tapia
Francisco Letelier Troncoso
Javiera Cubillos Almendra
Juan Pablo Paredes Paredes
Víctor Fernández González
Alejandro Marambio Tapia
El concepto de comunidad parece resurgir pese a haber recibido certificado de “defunción” en el siglo pasado. Se planteó que, dada su arcaica futilidad en un espacio mundial, las comunidades serían destruidas por la globalización. También se aseguró que la comunidad, esencializada, persistiría en la forma de identidades cerradas y antagónicas. El movimiento histórico-social ha mostrado lo contrario.
Las comunidades, en plural y de modos diversos, han sido fuente de un conjunto de relaciones y tramas que fomentan la apertura a la diversidad y la otredad, constituyendo experiencias alternativas concretas de vida que desafían la legitimidad neoliberal a pesar de la persistencia del neoliberalismo como condición de carácter abigarrado (Gago, 2015) y/o promiscuo (Colectivo Situaciones, 2009).
En América Latina e inspirada en propuestas feministas, decoloniales, participativas y anticapitalistas, se ha desarrollado una reflexión teórica y política en torno a la contribución de los entramados comunitarios (Gutiérrez, 2011) a la sostenibilidad de la vida y a la emergencia de nuevas formas de politicidad en el contexto de crisis del neoliberalismo. Para estas perspectivas lo comunitario sería un tipo de relación entre las personas y sus entornos con poder causal para crear bienes comunes, tejidos sociales y horizontes normativos en una lógica distinta a lo estatal y mercantil.
En esta línea, el panel propone reflexionar acerca del papel creador de lo comunitario en la sociedad actual y explorar los caminos teóricos, políticos y metodológicos que permitan ahondar en el rol de lo comunitario en el debate posneoliberal.