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Palabras clave: Cuerpo-tierra, Ecologías [des]tejidas, Urbanismo relacional.
Abstract: La presente investigación que plantea un discurso sobre la ‘Relación’, trata de atender los diversos procesos y lógicas de producción espacial que se tejen desde los saberes de los cuerpos, en el piedemonte de la Amazonía ecuatoriana en el que [co]existen diferentes pobladores (1).
¿Por qué un discurso sobre ’Relación?’ De hecho, no es ciertamente el tipo de nociones que suelen atraer nuestro interés. Sin embargo, si nos detenemos un instante nos daremos cuenta que, para los pueblos y nacionalidades indígenas del piedemonte de la Amazonía ecuatoriana, habitar corresponde a un proceso de continuo entrelazamiento, entre diferentes: pobladores, sujetos, seres vivos presentes, economías. No se trata de acciones de control, sino de ‘relación’, de intercambio, a través del reconocimiento de la ‘diversidad de las diferencias’, de esa multiplicidad que reverbera. Sin duda, la armonía con el cosmos es la impronta de ese entramado de relaciones haciendo devenir ‘ecologías’: mallas densas, confeccionadas por seres de todo tipo, humanos y no humanos, que sin distinción van buscando puntos de encuentro a lo largo de sus rutas, logrando anudarse a través de una maraña de relaciones en la que todos están enredados. Relación entonces como una orientación ética que cuida la vida misma [humana y no humana], el Kawsay. Rebasando el marco antropocéntrico. Pero, justamente este entrelazamiento escapa a nuestra mirada normativa y disciplinada que diferencia y separa: Costa-Andes-Oriente (2) , imaginando el piedemonte como un lienzo en blanco a ser explorado y explotado, y con ello anulando los procesos de relación, procesos que parecen ser una manifestación tardía y muy alterada de un patrón antiquísimo (3) de relaciones heterogéneas y desiguales que lograron ramificarse a lo largo y ancho en los Andes, desde una trama de contradicciones, reclamos, ajustes temporales, tensiones, lucha y tregua. Entonces, la pregunta que sigue es ¿cómo dar inicio a este cometido? Si bien el proyecto moderno y sus teorías de planificación presentes al día de hoy son innegables, no son absolutas. Es decir, reconociendo esta condición de colonización intelectual o colonialidad del saber, es posible construir un discurso y un proyecto crítico más que detenernos en su profundización. De ahí que el objetivo aquí planteado nos exige un encuadre propio, un desplazamiento de lente. Un desplazamiento como una herramienta conceptual y metodológica [post- cualitativa], que disuelve el orden establecido sujeto/objeto a través de una mirada cuasi corporal. Porque solo una mirada corporizada, más allá de plantear [imponer] hipótesis desde afuera [a priori], nos abre camino a intercambiar conocimientos, a conocer, a caminar, a escuchar, a participar, a crear sobre estas realidades, sobre nuestras ecologías manchadas, opacas, que no se entregan al que las contempla, sino al que es capaz de entrelazarse en ellas. Entonces, lo que veremos no será lo que nos distingue del resto, sino las diversas maneras de crear (Paz, [1993] 2021: 152,153). Patrones espaciales. Un ejemplo de estos dispositivos, son membranas espaciales que actúan al mismo tiempo como elementos de separación relacional entre los territorios co-habitados por los kichwa y los waorani: taypikuna o zonas de contacto, en donde se practica un comercio silencioso, una suerte de economía afectiva [Spinoza]. En los territorios kichwa, en las áreas de contacto entre las áreas cultivadas y la selva es posible identificar un segundo patrón espacial, como la chakra (4), que deviene de las relaciones de cuidado de los saberes de los cuerpos [multitemporales] de mujeres kichwa, de las chakramamas. Estos espacios a su vez entretejen un habitar multi-situado, y una densa malla de caminos que alimentan estos modos de relación. Paradójicamente este patrón espacial se configura dentro de lotes trazados por el Instituto Ecuatoriano de Reforma Agraria y Colonización. Esta capacidad relacional no debe ser considerada como una propiedad de un sujeto que actúa sobre un objeto para su control, sino de todo un sistema de relaciones en un entorno dado a gran escala, lejos del imaginario occidental. Ahora bien, cuando creemos entender las consecuencias espaciales que emergen de los saberes de los cuerpos en constante fricción, parece que en ese momento mismo se desvanecen y no logramos capturarlas en la representación. No obstante, estas fuerzas en fricción que entrelazan, yuxtaponen realidades propias y ajenas, al parecer siempre están en proceso de creación como la vida misma, es decir el saber corporizado teje a ritmos desiguales, nunca termina, siempre deja hilos sueltos. Nuevas variantes. Permanente creatividad productiva renueva el espacio. Aceptando esta complejidad espacial-temporal, este proyecto de investigación se resiste a la idea de tratar nuestras ecologías, como nudos relacionales irreductibles para la representación. Siguiendo el interés de Deleuze y Guattari, proponemos una cartografía que haga mapa y no calco, como lo hacen la orquídea y la avispa.
1 Shuar, achuar, shiwiar, a’iKofán, sekoya, siona, andoa, záparas [identificados dentro de la provincia de Pastaza, desconocidos hace veinte años, según datos del 2017 eran menos de quinientos habitantes], waorani [de este grupo los taromenane junto a los tagaeri viven en aislamiento voluntario, dentro de los territorios del Parque Nacional Yasuní, categoría ambiental creada en 1969. Dos décadas más tarde, en 1989, el Yasuní fue declarado por la UNESCO como Reserva de Biósfera]; y, finalmente los indígenas de los Andes, los así llamados Kichwas de la Amazonía, trasplantados por los colonizadores españoles a mediados del siglo XVI. Sin negar, además, la presencia de colonos, mestizos, así como también migrantes, extranjeros, turistas, corporaciones multinacionales...
2 Primero lo incas y después los españoles establecieron tipos diferentes de ruptura en las tierras altas y bajas y entre ellas (Taylor, 1988).
3 Los modos de relación pre-inca se extendieron por diversas rutas como la ruta de Spondylus Guayas-Cañar-Marañon, ruta que logró extenderse hasta el Ucayali y de ahí posiblemente hasta Bolivia oriental.
4 Un particular huerto forestal.
Palavras-chave: Fome, Mercado Popular de Alimentação, Assistência Alimentar, Dois Circuitos da Economia Urbana, São Luís (MA). Resumo A pandemia de Covid-19 explicita e coloca a questão alimentar como um debate central para compreender as formações socioespaciais contemporâneas. Seja por meio da discussão da organização dos sistemas alimentares – calcados sobremaneira aos ditames do modo de produção capitalista –, ou pelos alarmantes dados de aumento da fome, sobretudo no sul global (FAO, 2022). Na perspectiva brasileira, com base nas últimas informações (Análise..., 2020), também é sabido que a fome aumenta, sobretudo entre mulheres e pessoas pretas – especialmente a partir de 2016 – ou seja, mesmo antes da crise sanitária se instalar em território nacional. Diante disso, a pesquisa elabora uma análise dos dados (entre 2016 e 2022) relativos ao aprofundamento da pobreza e da precarização do trabalho na capital do estado com os maiores índices de risco de fome e fome em território nacional – São Luís, Maranhão; e, a partir desta leitura, questiona: como essa parcela da população acessa o alimento na capital de um dos estados mais empobrecidos do Brasil? A resposta está em dois campos fundamentais para pensarmos as distintas maneiras de sobrevivência nas metrópoles da periferia do capitalismo: tanto (i) na conformação de uma economia específica, associada ao mercado popular de alimentação e organizada pela parcela mais empobrecida da cidade de São Luís, quanto (ii) nos diversos movimentos de assistência alimentar ampliados durante a pandemia de covid-19. Para a produção desta análise reuniram-se esforços em três eixos metodológicos: (i) levantamento bibliográfico em livros, artigos científicos, teses, dissertações, monografias e em materiais jornalísticos (nos arquivos físicos no estado de São Paulo, Maranhão e New York, e em bases virtuais do Brasil e dos Estados Unidos); (ii) levantamento de dados em relatórios institucionais acerca da temática da fome e da alimentação, de indicadores sociais brasileiros e do mercado de trabalho em São Luís; e (iii) obtenção de informações a partir de uma série de trabalhos de campos na cidade de São Luís, realizados entre os anos de 2018 e 2022. A pesquisa divide-se em duas partes. Na primeira, discutimos (i) a expansão do capital no território do Maranhão e as suas relações com o aumento da pobreza e da fome no Brasil desde 2016; (ii) a crescente organização de uma economia popular do circuito alimentar próprio das cidades periféricas, com o protagonismo das mulheres em evidência, e (iii) a deterioração das práticas alimentares da população mais empobrecida, sobretudo preta e periférica. Analiticamente, a compreensão do mercado popular ocorre por meio da teoria dos dois circuitos da economia urbana (Santos, 1979), segundo a qual a cidade pode ser entendida em sua totalidade como um sistema econômico formado por dois circuitos interdependentes e complementares que se diferenciam pela intensidade das variáveis de capital, organização e tecnologia: um superior e outro inferior. Na segunda parte, apresentamos os movimentos de assistência alimentar em São Luís como forma de garantir o acesso à alimentação aos grupos sociais que mais sofreram com os efeitos da pandemia em um país governado por e através de políticas econômicas ultraliberais, as quais foram intensificadas desde o golpe político institucional de 2016. Refletir sobre a organização dos diversos movimentos de assistência alimentar vem permitindo pensar que os espaços de ações coletivas da vida cotidiana são importantes lugares de tomada de consciência e de produção de resistências contra a instituída precarização: a comida, que falta em lugares e para corpos específicos, e que também é doada em lugares e corpos atravessados pela escassez cotidiana, é um meio de politização da vida (Leme; Ribeiro Junior; Blanco; Antipon, 2022). Buscando entender as formas-conteúdo dessas atividades econômicas e políticas, reveladoras do modo como os sujeitos urbanos inserindo-se na divisão territorial e sexual do trabalho encontram lugares de existência, tento apontar caminhos para o reconhecimento da economia política da urbanização como uma ferramenta instrumental ao entendimento dos processos de sobrevivência nas cidades das periferias do capitalismo, sobretudo neste grave período de aprofundamento da pobreza em território nacional. A pesquisa também reforça o questionamento crítico sobre a maneira a qual estamos espacialmente, socialmente, economicamente, politicamente organizados: como, diante dessa estrutura desigual, conseguiremos viver uma cidadania plena (Santos, 1987), garantindo, portanto, o direito à cidade, à alimentação, à saúde, à vida digna, ou seja, ao território e a existência? Assim, o entendimento do conteúdo geográfico cotidiano, tem sido um caminho oportuno para entendermos, também, “a relação entre espaço e movimentos sociais”, não esquecendo que o espaço geográfico é, a um só tempo, “uma condição para a ação, uma estrutura de controle, um limite à ação e um convite à ação” (Santos, 1996, p. 217- 218). Se no Maranhão podemos ver todos os aspectos da brutalidade e da síntese da irracionalidade capitalista, é também nele, e a partir dele, que poderemos ver um processo de conscientização coletiva que permita uma construção política emancipatória. Um processo em busca de usos menos desiguais do território, comprometidos com a vida dos lugares e de seus sujeitos.
Palabras Clave: Territorio, Sabiduría, Salud, Cuerpo, Antropocentrismo
Resumen: En este trabajo de investigación se presentan reflexiones donde se considera necesario una participación activa respecto a que todo lo que afecta al territorio, en la actualidad se muestra marcada por la competitividad territorial capitalista y antropocentrista donde el ser humano puede explotar los recursos naturales, sin entender que existen saberes ancestrales de las comunidades que aportan a una nueva forma de entender el mundo, considerando que se debe construir territorio comprendiendo las conflictividades y reconociendo las fronteras permeables, admitiendo las diversidades de pensamientos y en ello tejer en los espacios territoriales, bajo el legado compartido por las comunidades indígenas “una sola palabra, un solo camino que permita equilibrar la mente y el espíritu”. Por tal razón es importante dentro del quehacer de la geografía considerar el territorio desde la cosmovisión indígena, es decir desde el arraigo de identidad con el cuerpo y la salud que propende a realizar un análisis de la realidad latente de los territorios, permitiendo desde el caminar y recorrer hacer juntanza y reflexión sobre el cuerpo, territorio y salud considerando que para contar, narrar y hablar de este tema, se debe caminar la memoria, recorrer la realidad profunda del espacio geográfico, construyendo caminos de memoria histórica sin dejar de lado a la mujer como agente principal de los procesos de transformación reconociendo la verdadera diversidad de pensamientos y dinámicas de vida natural, tejiendo resistencia en la tierra. El cuerpo humano es la conexión viviente y permanente con los saberes del territorio debido a que el cuerpo siente y actúa dependiendo las emociones y el entorno en el cual se desarrolla permitiendo que las actividades se relacionen con las partes del cuerpo, es decir los sentidos experimentan el buen vivir del territorio que trasmiten seguridad o por el contrario estos lazos debilitan o enferman el territorio, haciendo un llamado a comprender el territorio desde las diversas epistemologías de pensamientos; Donde muchos grupos sociales conciben y definen el territorio de diferentes maneras; pero nos enfatizaremos en el cuerpo entendiendo como el territorio ha conseguido el bienestar de la salud y el cuidado desde la cosmovisión étnica. De la misma manera se expone las problemáticas que ha tenido el género femenino con el patriarcado y como en el mundo se ha construido una brecha de desigualdad, acercándonos a la soberanía del cuerpo que ha sido dominada en un mundo de machismo, donde el cuerpo humano se ha convertido en una práctica de poder en los laboratorios farmacéuticos, dejando de lado la medicina natural que se ha construido a través del tiempo y las practicas ancestrales y que ha beneficiado por muchos años a distintas comunidades indígenas, en el que las territorialidades y los procesos de organización de las poblaciones y comunidades con el anclaje de las herramientas de la salud colectiva dentro de un marco ancestral y los procesos dentro de este se han establecido para el bienestar que impactan sobre la salud en las comunidades, aclarando que estos territorios han consolidado unos determinantes de salud, cuyo marco asocia al contexto de la vida cotidiana segregando espacios cuya explotación es la exploración de nuevas ocupaciones poblacionales, donde oprimen el cuerpo acosta de las acciones de dominio e irrespeto a la tierra causando indirectamente daños a la salud colectiva, trasformando el ámbito de la salud. Como se ha establecido en las practicas ancestrales el ser humano en el tiempo y el espacio ha profundizado en entender las acciones de desigualdad y brechas marcadas entre el hombre y la mujer que desde las mismas comunidades se ejerce, mediante discriminación y sometimiento a acciones patriarcales llevadas por tendencias de costumbre y dependencias, como es el caso de algunas comunidades indígenas donde las mujeres hacen practicas centradas en el cuidado y bienestar del territorio, que muchas veces no es reconocido, ni se tiene en cuenta dentro de la organización social creando brechas de desigualdad, a ello podemos inferir que dentro de estas prácticas se refleja desequilibrio ancestral y poder desigual en contra de su visión de dualidad entre lo femenino y lo masculino y no solo nos referimos a la vida humana sino a todas las manifestaciones de vida en el territorio. Finalmente esta investigación da partida a construir nuevas geografías criticas como la salud, el cuerpo y los territorios, teniendo en común los mismo ejes de ancestralidad y vivencia , y por lo tanto entendemos que no solo permiten comprender los procesos de salud sino que a la vez incluir dentro de los procesos de identidades y ancestralidades, vistos desde una integración de ejes que han desencadenado una serie de procesos llevándolos al espacio social, económico y político, dentro de un determinado espacio y tiempo, segregando a las comunidades por las practicas que se han modelado por el entendimiento del cuerpo y llevando así a algo más que lo físico sino lo espiritual.
Palavras-chave: territórios negros; emancipação econômica; afroempreendedorismo; mulheres negras Resumo: Com a presente comunicação me proponho a partilhar percursos e resultados preliminares de minha pesquisa de doutoramento em desenvolvimento no Programa de Pós-Graduação em Geografia da Universidade Federal da Bahia. Tenho como universo de observção o Engenho Velho da Federação, bairro negro da cidade de Salvador. Salvador, a primeira capital do Brasil como o slogan da prefeitura reafirma, tem em sua paisagem contemporânea as marcas de todos os tempos. Seu ordenamento espacial através dos séculos manteve a raça como elemento de hierarquização das experiências de vida e também de morte de seus habitantes. O bairro Engenho Velho da Federação é uma das formas urbanas da população negra da cidade. No Censo de 2010, contava com uma população total de 24.555 habitantes, destes 87% se autodeclararam negros. Apesar da significativa presença negra, não é apenas o contingente populacional que identifica um bairro negro. A presença histórica da cultura negra na região é alicerce da memória de fundação do bairro, o que o caracteriza como tal. O território pode ser visto também enquanto um quilombo urbano, remanescente de uma concentração de terreiros muito antigos, dentre eles o Terreiro do Bogum que chegou a denominar o bairro. A partir desta narrativa, a lógica de ocupação do bairro deu-se através das famílias de santo que foram se adensando, característica já reconhecida do terreiros na produção do espaço urbano enquanto marcadores territoriais negros. Uma outra possível história de origem conta do arrendamento de terras que pertenciam a fazendas já desativadas, daí o atual nome do bairro. De qualquer forma, a ligação histórica da população negra com este território se formaliza em 2009, quando o Engenho Velho da Federação foi reconhecido enquanto bairro negro, a partir da mediação da Associação Cultural de Preservação do Patrimônio Bantu (ACBANTU) e do Governo Estadual com a Secretaria de Desenvolvimento Urbano (SEDUR-BA) e da Superintendência de Construções Administrativas (SUCAB). Em 2022, o bairro foi escolhido para ser o projeto-piloto do Plano Antirracista para os Bairros Negros de Salvador, do Grupo de Trabalho “Direito à cidade antirracista e equidade de gênero” da Ouvidoria Cidadã da Defensoria Pública do Estado da Bahia. Com o objetivo de atuar nas turmas de Educação de Jovens e Adultos da Escola Municipal Cidade de Jequié, Escola Municipal Makota Valdina e o Colégio Estadual Henriqueta Martins Catharino. Desde junho deste ano integro as ações enquanto participante do Grupo de Pesquisas EtniCidades (UFBA/CNPq). Além da racialização do espaço urbano, da memória negra e da religiosidade negra que pudemos observar nessa breve apresentação do Engenho Velho da Federação, o professor Henrique Cunha Jr. (2020) emprega concomitante outras quatro categorias de análise para compreender os bairros negros de forma sistêmica: Mulheres Negras; Sociabilidade Negra; Manifestações culturais negras; E, nossa ênfase aqui, Trabalho, Ocupação e Atividades Econômicas. As múltiplas profissões protagonizadas pela população negra nas cidades e no campo na história do Brasil determinam também o uso do espaço em diferentes territórios. Nos bairros negros, indicam fluxos e fixos, territorializando a partir das práticas cotidianas desenvolvidas há muitas gerações e também materializando novas tecnologias frente aos desafios contemporâneos. Assim, o afroempreendedorismo se apresenta enquanto expressão atual do trabalho por conta própria realizado pela população negra desde sua chegada no projeto colonial que hoje chamamos Brasil. Quando contextualizado dentro das estratégias da luta ancestral pela abolição, o afroempreendedorismo é uma possibilidade de construir saídas para uma vida com autonomia nos bairros negros. A atual narrativa neoliberal perpetuada pelo capitalismo racista brasileiro de que o empreendedorismo é uma saída individual frente à crise econômica demonstra o interesse de reduzir esta estratégia de emancipação econômica coletiva à uma prática particular, alimentado por ilusões de enriquecimento pessoal. Mas o que observamos é que o afroempreendedorismo pode trazer soluções não apenas para bairros negros, mas para a nação negra que é o Brasil. Tendo o Quilombismo (NASCIMENTO, 2020) enquanto ideologia organizadora, podemos falar sobre o afroempreendedorismo numa perspectiva histórica, retomando uma memória sobre o trabalho no país a fim potencializar o pertencimento coletivo a um projeto de organização política que garanta a continuidade de nossas existências. Isso porque a experiência dos afroempreendedores demonstra que afroempreendedorismo é o momento contemporâneo de um movimento de longa escala onde um conjunto de características são perceptíveis, tratando-se mais do que empreendedores negros, mas pessoas negras cujos negócios podem inclusive ser alternativas frente ao projeto desenvolvimentista liberal, visando autonomia e pertencimento territorial, organização comunitária e familiar, além de outras formas de relação de trabalho. Em uma recusa à exploração do capitalismo racista, o que podemos observar são possibilidades coletivas de construção de autonomia a partir da autodeterminação.