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Después de dos años analizando las políticas públicas de cambio climático en España y Cataluña utilizando la metodología de Carol Bacchi (2009): What’s the problem represented to be? (WPR) hemos encontrado que los discursos en los que se basan estas políticas se construyen en base a dos supuestos, dos fundamentos que proporcionan la estructura para el desarrollo de esta representación y de la consecuente política. Por un lado, una visión positivista-tecnocrática del mundo, muy ligada a la idea de progreso/modernidad y por otro, una confianza absoluta en el modelo de crecimiento económico infinito. Esto además se alimenta de ideas como que las soluciones tecnológicas resolverán el cambio climático, que existe esa necesidad de ser constantemente competitivos en el mercado y que el conocimiento experto es el único válido. ¿Quién decide qué es el conocimiento experto? ¿Y quién tiene la legitimidad para validarlo? ¿Cómo se puede construir el conocimiento de otra forma? ¿Cómo podemos incluir esas voces y los sentires de las que no caben dentro de esas representaciones? Precisamente estas son algunas de las preguntas que queremos indagar en esta propuesta metodológica de investigación.
Des de la geografía feminista, un tema central siempre ha sido la construcción del conocimiento. Para los feminismos del Sur Global ha sido esencial repensar las narrativas con las que está construido el conocimiento (Cruz Hernández et al., 2020), para llegar a las raíces y desdibujar el mito de la objetividad. Por eso, se convierte en una necesidad urgente decir desde donde hablamos, para qué y para quién (Cruz Hernández et al., 2020). Preguntas como: “¿En qué marcos institucionales se están produciendo metodologías feministas críticas? ¿Desde qué privilegios materiales, de capital social, de raza, sexualidad y clase?” (Curyel Pichardo, 2014, 58). Analizar las condiciones de producción de conocimiento es fundamental (Curyel Pichardo, 2014) y estas interrogantes son herramientas importantes a la hora de “mapear” acción que dentro de la geografía es esencial (Cruz Hernández et al., 2020).
Primero de todo, y como nos han enseñado las compañeras feministas del sur, me sitúo: soy mujer, blanca, de clase trabajadora con estudios superiores. He tenido el privilegio de nacer en una família que, además de proporcionarme las condiciones materiales para poder estudiar, me han alimentado el espíritu crítico y el amor por el territorio que habito. Des de pequeña he sentido una conexión y un profundo respeto por el mundo que me rodea y el que hay más lejos y he intentado actuar con consciencia, reconociéndome vulnerable y necesitada de los otros (humanos y no humanos) y entendiendo que mis actos aquí tienen consecuencias en otros territorios. Esto, junto con un deseo irrefrenable de querer transformar, me ha llevado a la militancia feminista, donde con las compañeras trazamos estrategias y alianzas con otras colectivas, fomentando el pensamiento crítico que nos atraviesa para, juntas, transformar el mundo concreto que habitamos: los lugares que somos y hacemos. Esta manera de ser y habitar el espacio ha permeado, como no podría ser de otra forma, a mi manera de hacer investigación.
Por esto, y después de haber hecho el análisis exhaustivo de los discursos de las políticas públicas de cambio climático a doble escala (España y Cataluña) des de una perspectiva de la ecología política feminista y los ecofeminismos ahora ha llegado el momento de escuchar los silencios que hay dentro de esas políticas e indagar más en las teorías de la geografía feminista. ¿De que no se habla en este discurso oficial? ¿Qué queda sin problematizar? (Bacchi, 2009). Para lograr escuchar estos silencios es necesario preguntar a aquellas personas que, lejos del despacho urbano des de donde se conciben las políticas, viven y reviven este espacio concreto: el mundo rural.
Así pues, y queriendo co-construir estos silencios vividos en primera persona, este trabajo quiere ser una aproximación al territorio catalán a través de la cartografía feminista cuerpo-territorio que nos han regalado las geógrafas feministas de Latinoamérica (¡gracias!) para dar voz, tiempo y espacio a las emociones y sensaciones que atraviesan a las personas que participan de movimientos de resistencia a proyectos que tienen un componente común de ataque al territorio. Concretamente movimientos que se enfrentan a implementaciones de unas políticas que buscan maximizar el beneficio económico, en nombre del progreso y la modernidad, y que dejan al lado las necesidades de las personas que habitan ese territorio.
La idea de usar la metodología cuerpo-territorio surge de la necesidad de incluir otras formas de conocer y vivir el territorio que sean diferentes a la que el discurso oficial de las políticas públicas nos quiere hacer creer que es el único e indiscutible, y poder construir conjuntamente ese conocimiento con los colectivos, intentando seguir el camino de la geografía feminista descolonial, que quiere encarnar las teorías; identificando las teorías que son generalmente construidas en colectivo y que tienen la potencia de generalizar, sin universalizar (Curyel Pichardo, 2014:57) y además toma en cuenta la categoría territorio como unidad de análisis en construcción y estandarte de las luchas sociales de los pueblos originarios de Abya Yala.(Cruz Hernández et al., 2020). Los feminismos comunitarios dan otro paso epistémico al aportar a la geografía feminista descolonial la noción cuerpo-territorio-tierra. La noción de Territorio Cuerpo-Tierra (“Territorio cuerpo-tierra o cuerpo-territorio”) ha surgido como consigna política de las mujeres indígenas maya-xinka en Guatemala y es central en el proyecto político feminista comunitario (Cabnal 2010), así como a las luchas territoriales de las mujeres latinoamericanas de manera más amplia (Ulloa 2016; Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminismo 2017,2017b, 2014; Cruz Hernández, 2016).
Por ahora esto es la idea de investigación que tenemos y el reto está en pensar y adaptar la metodología para usarla aquí, en el Pirineo Catalán, y poder escuchar cómo los cuerpos sienten y transitan los ataques sufridos en este territorio.
Referencias
Bacchi, C. (2009). Analysing policy. Pearson Higher Education AU.
Bacchi, C. (2012). Introducing the ‘What’s the Problem Represented to be?’ approach. Engaging with Carol Bacchi: Strategic interventions and exchanges, 21-24.
Cabnal, L. (2010). Acercamiento a la construcción de la propuesta de pensamiento epistémico de las mujeres indígenas feministas comunitarias de Abya Yala. En Feminismos diversos: el feminismo comunitario (pp. 10-25). Acsur.
Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminismo. (2014). La Vida en el Centro y
el crudo bajo tierra. El Yasuní en clave feminista. IEETM. Quito
Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminismo. (2017). Mapeando el Cuerpo-
Territorio. Guía metodológica para mujeres que defienden su territorio. IEETM. Quito
Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminismo. (2017b). Mapeando el cuerpo territorio. Guía metodológica para mujeres que defienden sus territorios. Quito: Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminismo.
Cruz Hernández, D. T. (2016). Una mirada muy otra a los territorios-cuerpos femeninos. Solar, Revista de Filosofía, 12 (1):46.
Cruz Hernández, D. T., Díaz Lozano, J. A., & Ruales Jurado, G. E. (2020). Recorridos de la construcción de la geografía feminista del sur global.
Curyel Pichardo O., (2014). «Construyendo metodologías feministas desde el feminismo decolonial», Capítulo 2 en: Irantzu Mendia Azkue, Marta Luxán, Matxalen Legarreta, Gloria Guzmán, Iker Zirion, Jokin Azpiazu Carballo (eds.). Otras formas de (re)conocer. Reflexiones, herramientas y aplicaciones desde la investigación feminista. Universidad del País Vasco. Hegoa.
Díaz Lozano, J., y Féliz, M. (2020). Reproducción de la vida, superexplotación y organización popular en clave feminista: una lectura desde Argentina. Cuestiones De
Sociología, (23), e101.
Sultana, F. (2022). The unbearable heaviness of climate coloniality. Political Geography, 102638.
Ulloa, A. (2016). “Territory Feminism in Latin America: Defense of Life against Extractivism.” Nómadas, no. 45: 123–139.
This paper brings together the social science literature on mobility justice and the feminist literature on mobilities of care to advance both fields, to highlight some key feminist contributions toward the theory and praxis of more just and care-full mobilities, and to argue for a multi-scalar relational epistemology grounded in critical Latin American, Caribbean, and Indigenous scholarship and activism. A growing body of research shows that mobilities in general and reproductive care work specifically are unevenly distributed, becoming configured through intersectional relations of gender, class, race, colonialism, sexual violence, and geopolitics. Despite this common ground and potential for cross-fertilization, there has been little effort to bring mobility justice and mobilities of care into dialogue. We begin by reviewing feminist contributions to mobilities of care as a mobility justice issue, arguing that mobility injustice is not simply a problem of transportation access, but is deeply dependent on capturing women’s unpaid (or underpaid) reproductive work, which is often invisible and devalued. We then analyze two instances of care work through the lens of gendering mobility justice across scales. We first highlight research on care work in relation to (trans)national migratory flows along race, class, and geopolitical lines, while also underscoring the possibilities of mobilizing feminist coalitions based on intersectional understandings of oppression and resistance. We then review studies of Latin American domestic workers’ mobilities within their everyday lives and work contexts. In the conclusion we show how this combined approach opens up a wider field of feminist mobility justice as engaged praxis that addresses entangled micro-, meso-, and macro-scale concerns ranging from social justice and gender equity, to urban planning and low-carbon energy transitions, and to planetary environmental ethics and climate justice.
This interactive workshop will explore the skills, competencies, and ideas necessary for practicing safe and ethical fieldwork - for ourselves and our research interlocutors - in research on violence, borders, and migration. Drawing on the work of The New Ethnographer project that centres the diversity of researchers in rethinking how we approach, train, and support researchers conducting fieldwork, we invite participants in this interactive workshop making space to talk about challenges in fieldwork and promote solutions to managing self-care and asking for support from host institutions. Our workshop is intended to be a dynamic space for pre- and post-field researchers to connect, form bonds, and learn from each other in a safe space, though we also aim to improve the ways in which conventional methods are taught by drawing on the expertise of our contributors, including counsellors, health and safety specialists, and those supervising research, who we encourage to attend. While this workshops speaks to researchers working on migration, bordering, and violence, we feel that challenges in contemporary fieldwork are not limited to so called ‘difficult’ or ‘extreme’ settings, but that researchers are vulnerable to numerous challenges regardless of where they work.
En la teoría se ha cuestionado la omisión de relatos femeninos del sur global como consecuencia de la alteridad e invisibilidad, es decir, una otredad de la construcción de mundo occidental. Algunas autoras han reflexionado sobre los problemas que esta situación genera en las relaciones sociales; por ejemplo Mohanty, a fines de los 80’ comentaba la homogenización de la interpretación de realidades ya que las experiencias europeas eran diferentes a las de oriente; Spivak en el 1999, fue enfática en los desplazamientos que las interpretaciones predominantes generaron en los juicios de sus discursos, y bell hooks en el 2004, complementa estas ideas con la visibilización del racismo como un sistema de jerarquías. Dicho de otra forma, para cuestionar el sistema patriarcal es importante hablar de colonialismo y capitalismo. En la práctica, esta triada conceptual se aplica en el caso del Wallmapu, un territorio que ancestralmente ha sido ocupado por el pueblo mapuche y que incluso, la corona española hizo un reconocimiento por medio del Parlamento de Quillín de 1641 y el Parlamento de Yumbel de 1692 (Lastra, 2019). Pese a este acuerdo, a fines del 1800 comienza una estrategia de militarización para ocupar y unificar el territorio nacional de Chile, siendo despojado de su territorio y sus prácticas asociadas al pueblo mapuche (Ancán & Calfío, 1999; Alvarado, 2016; Rain, 2020). Y, en ese escenario, reconocer la historia local desde los relatos de las personas despojadas es fundamental para comprender las formas de organización territorial que se mantienen en las historias narradas, sobre todo en situaciones de emergencia como los son riesgos socio naturales, ya que facilitaría la intervención para reducir las desigualdades y vulnerabilidades de las mujeres ante situaciones que afectan su cotidiano en la escala corporal, familiar y comunitaria. Y, en el esfuerzo de combinar la teoría y la práctica desde una perspectiva interseccional - considerando la interculturalidad que caracteriza al área de estudio- se busca comprender la gestión de la emergencia por riesgos socio-naturales en la capital de la región de La Araucanía por las mujeres que han vivido experiencias de terremoto, como representación de origen geológico; inundación, por su origen hidrológico e incendio, por su origen antrópico. Estos elementos han sido seleccionados como una muestra de las emergencias vividas en el territorio de estudio, pese a que también existen volcanes activos a menos de 200 km de la ciudad. Finalmente, es importante indicar que esta propuesta surge como un extracto del marco conceptual de la investigación de doctorado en Geografía por la Universitat Autónoma de Barcelona, el cual es financiado a través del programa Becas Chile para doctorado en el extranjero de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) y que da continuidad a la línea de investigación desarrollada en el máster en Estudios de Mujeres, Género y Ciudadanía por la Universitat de Barcelona, que surge como proyecto para complementar el pregrado en Geografía de la Universidad Católica de Temuco, ubicada en mi ciudad de origen y área de estudio.
Introducción
Las periferias urbanas mantienen ciertas características que las hacen similares en diferentes partes del mundo. Estas pueden llegar a ser materiales, como edificaciones grises o naranjas; dependiendo del material de construcción, caminos estrechos o vegetación libre. Asimismo, desde lo inmaterial, nos encontramos con el juicio de valor que se ha otorgado a estos espacios durante gran parte de la historia. No es nada nuevo que, desde las primeras ciudades europeas, se mantengan estigmas en relación con aquellos poblados que se encontraban fuera del centro. Esta forma de presentar la periferia es adecuada, especialmente cuando una de las pretensiones en la presente investigación es observar lo espacial como un producto social.
Para desarrollar de mejor manera esta intensión, utilizaré el caso observado en las colonias Citlali y Xalpa, ambas localizadas dentro de la alcaldía de Iztapalapa, en el oriente de la Ciudad de México, y que al igual que como se señaló en los primeros párrafos, mantienen un paisaje bastante similar, típico de zonas periféricas. Ahora bien, desde el año 2018 estas colonias han sufrido de transformaciones generadas por diferentes proyectos, entre estos, el programa “Caminos Mujeres Libres y Seguras” que realizó un mejoramiento urbano donde se repararon calles, se reforestó, se instalaron cámaras de seguridad y se impulsó la creación de murales artísticos, entre otros. También, la culminación de rutas de movilidad como el cablebús y el trolebús elevado modificaron el escenario de los barrios mencionados. El discurso que se mantiene con la llegada de estos proyectos es que la periferia oriente se convierta en un lugar seguro. Sin embargo, tras la entrevista informal a mujeres de estas zonas, se evidenció que existen respuestas antagónicas, pues están aquellas que afirman sentirse bastante seguras y otras que prefieren no salir de casa por la sensación constante de miedo. Es a partir de estas respuestas que puedo aproximarme al drama social de este caso en particular, preguntándome ¿cómo las transformaciones espaciales intervienen en la percepción de miedo en mujeres de la periferia oriente de ciudad de México?
A su vez, el argumento que planteo es que las mujeres en su cotidianidad urbana comprenden las transformaciones espaciales desde lo subjetivo, lo que significa que no reducen su percepción del miedo a cambios estructurales, sino que lo relacionan con diferentes elementos como la experiencia, la corporalidad, la memoria, y las estructuras sociales de género.
Justificación
Una de las primeras preguntas que nace tras delimitar el objeto de estudio de esta investigación, es el por qué enfocarse en mujeres de la periferia. Una respuesta temprana se encuentra en una intención personal de continuar trabajando la comprensión del espacio desde una perspectiva de género. Además, de problematizar la experiencia sensorial de las mujeres en las ciudades. No es nada desconocido que las urbes se hayan “trazado bajo modelos de uso masculinos” (Roberts, 1991). Todo esto se relaciona con la forma en la cual las mujeres experimentan la calle, lo que en palabras de Martina Löw (2016) se traduciría en que “la constitución del espacio en si es un acto performativo”. Otro punto es aproximarme a la discusión que se genera con relación al miedo en sociedades segmentadas. Esto significa identificar las topofilias y topofobias de cada una de las mujeres en la investigación. Finalmente, presentar la significancia del lugar desde la experiencia intima e individual de las mujeres de la periferia, siendo también una de ellas.
Primeras aproximaciones teóricas
Uno de los conceptos fundamentales de la presente investigación será el espacio, elemento que se ha trabajado desde disciplinas como la geografía, la sociología urbana y el urbanismo. Aclaro también, que el enfoque que utilizaré es aquel trabajado por Harvey (1977), Soja (1989), Lefebvre (2013) y Löw (2016), quienes se alejan de la idea de espacio convencional (material) y se aproximan al espacio construido por el individuo.
El espacio no debe entenderse solo desde el punto de vista físico, sino también desde sus relaciones y practicas sociales, desde su significado simbólico (Harvey, 1977).
De igual manera, la transformación es un detalle que me permitirá observar los cambios temporales, por lo que recurrir a Koselleck será parte fundamental de mi investigación. Por otro lado, el concepto de miedo que entenderé como una “emoción engendrada en el marco de relaciones sociales, es decir, una experiencia construida y culturalmente compartida” (Renguillo, 2008), me ayudará a sostener que la percepción del miedo tiene bastante relación con la memoria. Pero, es preciso añadirle a mi comprensión del miedo el factor espacial por lo que me aproximaré a la relación violencia – miedo, trabajado por la geógrafa Alicia Lindón el año 2008.
(…) tanto la violencia (las acciones, conductas), como el miedo (los sentimientos) son indisociables del sujeto. La inclusión del espacio es relevante porque el fenómeno violencia – miedo muy frecuentemente marca los espacios en los cuales se despliega la vida de los sujetos y al mismo tiempo, los espacios así marcados tiñen las relaciones sociales que en ellos se desarrollan (Lindón, 2008, p. 9).
Por último, esta forma de conceptualizar la percepción del miedo en los sujetos está muy relacionado con la escala corporal, elemento que se deriva de la geografía crítica feminista y que será retomada por su estrecha relación con la sensorialidad humana.
Palabras clave: Espacio vivido, geografía feminista, violencia
Bibliografía
Arellano, Erandy (2018). De la Lacandona a la ciudad: la construcción simbólica del otro lugar zapatista. Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Ciudad de México.
Bertoni, Gimena (2016). Sentimiento de inseguridad y gestión de vulnerabilidades en mujeres de sectores populares. Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Ciudad de México.
Booth, Chris et. al (1998). La vida de las mujeres en las ciudades, la ciudad un espacio para el cambio. Narcea S.A. Ediciones. España.
Harvey, David (1977). Urbanismo y desigualdad social. Siglo XXI, España.
Lindón, Alicia (2008). Violencia/miedo, espacialidad y ciudad. Revista tiempo y laberinto. Universidad Autónoma Metropolitana, México.
Lefebvre, Henri (2013). La producción del espacio. capitán Swing, España.
Löw, Martina (2016). sociología del espacio, Materialidad, estructuras sociales y acción. Palgrave Macmillan, Alemania.
Soja, Edward (1989). Postmodern Geographies. The reassertion of space in critical social theory. Verso, Londres.
Renguillo, R. (2008). Sociabilidad, inseguridad y miedos. Una trilogía para pensar la ciudad contemporánea. Revista alteridades, vol. 18, num. 36. Universidad Autónoma Metropolitana, México.
Roberts, M. (1991). Living in a Man-Made World. Routledge, Londres.
Tuan, Yi Fu (2007). Topofilia, un estudio de las percepciones, actitudes y valores sobre el entorno. Editorial Melusina, España.
Tuan, Yi Fu (1979). Landscapes of Fear. University of Minnesota, Minneapolis.
Introducción
Las periferias urbanas mantienen ciertas características que las hacen similares en diferentes partes del mundo. Estas pueden llegar a ser materiales, como edificaciones grises o naranjas; dependiendo del material de construcción, caminos estrechos o vegetación libre. Asimismo, desde lo inmaterial, nos encontramos con el juicio de valor que se ha otorgado a estos espacios durante gran parte de la historia. No es nada nuevo que, desde las primeras ciudades europeas, se mantengan estigmas en relación con aquellos poblados que se encontraban fuera del centro. Esta forma de presentar la periferia es adecuada, especialmente cuando una de las pretensiones en la presente investigación es observar lo espacial como un producto social.
Para desarrollar de mejor manera esta intensión, utilizaré el caso observado en las colonias Citlali y Xalpa, ambas localizadas dentro de la alcaldía de Iztapalapa, en el oriente de la Ciudad de México, y que al igual que como se señaló en los primeros párrafos, mantienen un paisaje bastante similar, típico de zonas periféricas. Ahora bien, desde el año 2018 estas colonias han sufrido de transformaciones generadas por diferentes proyectos, entre estos, el programa “Caminos Mujeres Libres y Seguras” que realizó un mejoramiento urbano donde se repararon calles, se reforestó, se instalaron cámaras de seguridad y se impulsó la creación de murales artísticos, entre otros. También, la culminación de rutas de movilidad como el cablebús y el trolebús elevado modificaron el escenario de los barrios mencionados. El discurso que se mantiene con la llegada de estos proyectos es que la periferia oriente se convierta en un lugar seguro. Sin embargo, tras la entrevista informal a mujeres de estas zonas, se evidenció que existen respuestas antagónicas, pues están aquellas que afirman sentirse bastante seguras y otras que prefieren no salir de casa por la sensación constante de miedo. Es a partir de estas respuestas que puedo aproximarme al drama social de este caso en particular, preguntándome ¿cómo las transformaciones espaciales intervienen en la percepción de miedo en mujeres de la periferia oriente de ciudad de México?
A su vez, el argumento que planteo es que las mujeres en su cotidianidad urbana comprenden las transformaciones espaciales desde lo subjetivo, lo que significa que no reducen su percepción del miedo a cambios estructurales, sino que lo relacionan con diferentes elementos como la experiencia, la corporalidad, la memoria, y las estructuras sociales de género.
Justificación
Una de las primeras preguntas que nace tras delimitar el objeto de estudio de esta investigación, es el por qué enfocarse en mujeres de la periferia. Una respuesta temprana se encuentra en una intención personal de continuar trabajando la comprensión del espacio desde una perspectiva de género. Además, de problematizar la experiencia sensorial de las mujeres en las ciudades. No es nada desconocido que las urbes se hayan “trazado bajo modelos de uso masculinos” (Roberts, 1991). Todo esto se relaciona con la forma en la cual las mujeres experimentan la calle, lo que en palabras de Martina Löw (2016) se traduciría en que “la constitución del espacio en si es un acto performativo”. Otro punto es aproximarme a la discusión que se genera con relación al miedo en sociedades segmentadas. Esto significa identificar las topofilias y topofobias de cada una de las mujeres en la investigación. Finalmente, presentar la significancia del lugar desde la experiencia intima e individual de las mujeres de la periferia, siendo también una de ellas.
Primeras aproximaciones teóricas
Uno de los conceptos fundamentales de la presente investigación será el espacio, elemento que se ha trabajado desde disciplinas como la geografía, la sociología urbana y el urbanismo. Aclaro también, que el enfoque que utilizaré es aquel trabajado por Harvey (1977), Soja (1989), Lefebvre (2013) y Löw (2016), quienes se alejan de la idea de espacio convencional (material) y se aproximan al espacio construido por el individuo.
El espacio no debe entenderse solo desde el punto de vista físico, sino también desde sus relaciones y practicas sociales, desde su significado simbólico (Harvey, 1977).
De igual manera, la transformación es un detalle que me permitirá observar los cambios temporales, por lo que recurrir a Koselleck será parte fundamental de mi investigación. Por otro lado, el concepto de miedo que entenderé como una “emoción engendrada en el marco de relaciones sociales, es decir, una experiencia construida y culturalmente compartida” (Renguillo, 2008), me ayudará a sostener que la percepción del miedo tiene bastante relación con la memoria. Pero, es preciso añadirle a mi comprensión del miedo el factor espacial por lo que me aproximaré a la relación violencia – miedo, trabajado por la geógrafa Alicia Lindón el año 2008.
(…) tanto la violencia (las acciones, conductas), como el miedo (los sentimientos) son indisociables del sujeto. La inclusión del espacio es relevante porque el fenómeno violencia – miedo muy frecuentemente marca los espacios en los cuales se despliega la vida de los sujetos y al mismo tiempo, los espacios así marcados tiñen las relaciones sociales que en ellos se desarrollan (Lindón, 2008, p. 9).
Por último, esta forma de conceptualizar la percepción del miedo en los sujetos está muy relacionado con la escala corporal, elemento que se deriva de la geografía crítica feminista y que será retomada por su estrecha relación con la sensorialidad humana.
Palabras clave: Espacio vivido, geografía feminista, violencia
Bibliografía
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